Nadie está preparado para caminar en mi camino de fango y arenas movedizas,
para adentrarse en el laberinto sin salida en el que vivo desde que nací,
para caer conmigo al precipicio, y sentir el duro golpe en el pecho,
para verme llorar, para verme gritar, para verme sufrir.

Nadie está preparado para ver mi lucha constante con el dolor,
para verme pálida, sin poder abrir los ojos, con la mirada perdida,
para ver mi cuerpo lleno de cortes, de arañazos,
para ver las deformaciones de mi cuerpo,
para ver como me ahogo porque no puedo respirar.

Nadie está preparado para ver mi lado mutante.
Nadie está preparado para ver el lado malo de mis cosas.

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