Me remango las pestañas, y me adentro en el mar,
agua salda que saboreo cuando se humedecen mis labios con las lágrimas.
Desnuda en el mar de dudas,
nadando hacia la profundidad, donde no pueda ver la luna.

Mientras desciendo, recuerdo todas las caídas,
todas las flechas rotas, todas las heridas,
que se van blanqueciendo, activando mi ira.

Me convierto en un monstruo, destrozando todo a mi paso, intentando no ser cazada,
como Moby Dick.

Nunca podré salir de aquí.

Comentarios

Entradas populares de este blog