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Tengo en la suela de mis pies descalzos  un camino grabado de cicatrices  causadas por piedras que he tirado desde el acantilado a la profundidad de mi olvido, tengo en mis manos una piel suave que eriza la mía cuando la acaricio, tengo en mis ojos el futuro que siempre he querido y siempre he temido. Pero por una vez, me siento bien. Estoy compensando los momentos malos con los mejores de mi vida, los desamores con el gran amor que tengo a mi lado, la inseguridad por la seguridad de mi cuerpo pisando tierra,  sintiendo el aire,  nadando en este mar que por fin es de certezas.
Te das cuenta de que todo ha cambiado  cuando tu casa ya no es tu casa, cuando no estás tan apegado a las personas que querías, cuando tienes que sacrificar cosas que antes hacías  por otras que te impone la vida. Te das cuenta de que todo ha cambiado  cuando te dicen "con lo que has sido..." pero es inevitable. Te das cuenta de que todo ha cambiado  cuando vives en la jaula que te impones  para no salir volando en cualquier momento,  como hacía antes, y creas tu libertad dentro de esa jaula imaginaria.
El mundo no nos leerá no nos necesita, pero me necesito para seguir. Por eso escribo, para deshacerme del desastre en cada repetición de la lectura para que se convierta en algo vivido sin ya sufrirlo, para recordar los detalles de lo amado y volver a leerlo cuando olvide lo que he sentido, para hacer palabra a los que ya no hablan, para hacer presencia de los que ya no están, para vaciarme y no explotar por todo lo que tengo que contar. El mundo no nos necesita no sabe quien soy... pero no me importa.
Lo efímero que es  y lo eterno que parece y el dolor que se padece y lo intenso que se siente y lo mucho que se sufre. Lo efímero que es  y no somos conscientes.
Quiero despertarme con tu sonrisa todas las mañanas que enderezca la mía escuchar tus carcajadas todos los días y tu respiración todas las noches. Es mi fuente de energía la persona que desde que le conocí me está dando vida. Cuando una persona romántica reprimida encuentra su inspiración, se siente rara escribiendo estas cosas, pero creo que ya era hora, ya era hora de tener un poco de amor entre tanto fracaso, ya era hora de tener un poco de amor en mí.
Inspírame y déjame sin letras. Inspírame en doble sentido, en doble dirección, come las palabras de mi boca que se me han quedado en la punta de la lengua y tragatelas.  Inspira todo, expíralo en mi boca hasta quedarme con tu aliento hasta unirlo con el mío hasta que todo quede en un suspiro.
Tiene la sonrisa más bonita que he besado nunca, tiene unos ojos tierra que me mantenían firme cuando me miraba aunque por dentro estaba hiperactiva de querer; tenía unas manos que habían soportado el peso de las montañas y aun así le sobraban fuerzas para acariciarme, tiene unos pies que han pisado conmigo lugares próximamente olvidados, tiene un pelo tan suave que me dormía después del sexo, tiene unos labios que nunca susurraron te quiero. Ahora, su cuerpo se va alejando cada vez más junto con la posibilidad de tenerle a mi lado. tiene la sonrisa más bonita que he sentido que no puedo dejar de ver en sus fotos, y que siguen doliendo por dentro.
¿Alguien, alguna vez, se ha preguntado por qué los tiempos imperfectos de los idiomas son simples, recordables, fáciles, y los perfectos tan complicados, con tantas variantes, tan difíciles de memorizar? Supongo que los gramáticos en su intento en vano de la perfección al no conseguirlo, añadían más variantes y más excepciones, o quizás no eran correspondidos y para superar su frustración crearon terminaciones parecidas en los pronombres "yo" y él/ella", que fueran diferentes a los demás, que estuvieran tan cerca como ellos estaban lejos de "él/ella"...
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"Yo quiero las paredes blancas de las casitas de Andalucía".  Me hablaron de un lugar donde la vida es mas tranquila donde el tiempo va más despacio y el nuestro deprisa al disfrutarlo. Me fui,  cargada de ganas y amor causadas por la compañía, para ver si se me derretían los problemas con el calor que desprendía aquellos días el sol. Y en el coche el tiempo pasó entre canciones, risas, bailes. entre 20 túneles, varios puentes y las ganas de desconectar, por vivir, por desgastar el tiempo añadiendo momentos a la carpeta fotográfica de la felicidad, destinos a los que no volver por haber sido feliz, o quizás sí. Al llegar,  cerveza y pescaíto rico, vino tinto, siesta, calles llenas de flores, verde, montaña, aire, la tranquilidad del alma, agua, playa, conchas, sentirte como en casa. Y al caer la noche,  solo se podía contemplar el brillo de las estrellas y de estas casas blancas,  tan puras, tan pacíficas, tan evasivas del mundo.  Otra estrella fugaz que