Entradas

Mostrando entradas de julio, 2014
¿Y quien cojones es ella? Ella es la chica más atípica que he encontrado dentro de mí, la chica de la que nunca te has de fiar, ni de sus ojos, ni de su seriedad, ni de sus lágrimas de cocodrilo, ni de su risa; si ríe, está llorando por dentro, si llora, te está dando pena, si está seria, huye, no trama nada bueno en su cabeza, en sus ojos esconde tristeza, pesimismo y locura, peor que Allan Poe. Si no habla, está encharcando de agua y sangre su interior. Ella es la chica que aparenta seguridad, pero es una desordenada mental con peligro de derrumbe, lo mismo ríe, que llora, que golpea, que acaricia, lo mismo te habla que pasa de ti, desaparece cuando no la esperas. Ella es la chica que odia el rosa, los tacones, y los piropos; prefiere que la manden a la mierda y la pongan a prueba, que estar pendiente de ella. Nunca te creerá cuando la piropees, ni cuando le digas cosas buenas, ni cuando la quieras enamorar, si
Capitana marinera, conociste a varios tritones, de esos que dicen te quiero y utilizan su tridente como ancla para que no descubras islas perdidas. Siempre escogiste a los más amables, y a los que te arrancarían después todas las escamas para que al anochecer, no te adentraras en las profundidades y buscaras tu medio de escape. Menos mal que la naturaleza te acompaña, dándote una gota de mar en la mirada para que se aclarara con el paso de los años. Capitana marinera, eligiendo su destino alzando el dedo mojado para que le guíe el viento.
Me gustaría no tener esperanza para dejar de pensar que un día me dirás que me echas de menos, terminar del trabajo, y encontrarme un mensaje de buenas noches, que tú soñarás por los dos mientras yo cierro los ojos y descanso, que dormiré en el lado derecho, a tu lado, y enviarme un poquito de tu fuerza para el día siguiente. Me gustaría no tener esperanza para dejar de pensar que un día me dirás que no quieres perderme, que tienes guardado nuestro reloj de arena y la fuerza para darle la vuelta las veces que haga falta, que puedo pensar en ti con calma, y sin miedo al porvenir. Me gustaría no tener la esperanza de que un día me dirás que soy tu chica perfecta en la distancia equivocada. Se supone que no se pierde, pero me hace perderte, y tú eras mi única esperanza.
Miénteme, créame otra realidad, o confiesamelo. Dime que esto no va a durar, que quieres mantener una costumbre y ya está, que has encontrado a alguien especial, que has vuelto con una ex, o has conocido a alguien en el gimnasio, o te has besado con una chica en el bar. Dímelo, ya no me va a doler, me duele más la agonía de la duda, que la consciencia de la certeza. Dímelo, porque quiero olvidarte, y no tengo ningún motivo para hacerlo. contigo en mi cabeza, en mis manos, en mi reflejo en el espejo del baño, contigo en mi imaginación es imposible dejar de idealizarte. Siempre he tenido un punto romántico demasiado desarrollado antaño, que he ido perdiendo con el paso de los años, y todo lo que tenía guardado, lo que aún me quedaba, quería compartirlo contigo. Y no he podido, ni podré, porque siempre he sido lo que nadie está buscando, son conscientes de ello demasiado tarde, y lo siguen alargando por miedo a hacerme daño, cuando hagan lo que hagan ya
Demasiadas palabras se me han quedado en la punta de la lengua, que no han querido saltar a tu boca. Demasiadas veces se me han ido de las manos las ideas que se creaban en mi cabeza, el corazón no dejaba que dieran la orden de confesión. Demasiados besos traslúcidos que sobrepasan la piel pero no el alma, demasiados olores fuertes que han convertido la duda en certeza. Demasiados pensamientos que me comen la cabeza, y me llenan de verdades que se siguen quedando en la punta de la lengua, que han salado de mis manos, que se han transformado en besos opacos, que han dejado de (d)oler.
Y yo, que siempre he intentado ser simple cuando habéis entrado, dejando a vuestro antojo todo vicio, todo dulce y amargo. Que sólo quería un poco de atención variado y alternativo, un apoyo donde pararme cuando me canso del cojeo. Unas risas en pleno llanto, cosquillas,  besos entre todo ello, relajar mi espalda con tus manos y mi alma con tu cuerpo. De mis desórdenes inestables y desastres naturales ya me cargo y me descargo yo misma. Pero aún no he encontrado a nadie que me haga los días cortos y las sonrisas prolongadas, mirarme al espejo y verme desde el reflejo de sus ojos. Siempre he querido saber eso que dicen de ser querido, pero alguien que cierra la puerta constantemente por demasiados derribos, ha perdido la esperanza de tenerse seguro y fijo.
Aún no he encontrado a nadie que no me de la razón, que me haga la contraria, que cuando diga que se vaya, se quede, que cuando quiera irme, que me coja y no me suelte, que cuando diga para, que siga, que no afirme todo lo que diga. Pero todos me hacen caso cuando digo que lo mejor es parar, volver a empezar, cuando en realidad lo que quiero es que reaccionen y me digan que no, que no siempre voy a tener a razón, que se queden, que no paren, que no se vayan, que siempre me hagan la contraria.