Ha llegado la tormenta disfrazada de calma,

con un as en la manga que ha soltado sin dejar suspiro.


Mamá, no llores, ya se ha ido.


Que el trauma ya no duele, que ya no encoge, que nuestro corazón te quiere, que ya no sufre, que tu fuerza y la buena educación nos sigue, lo llevamos por bandera, la bondad vence.

La consciencia ya no se remueve.


Lo has hecho bien, lo has hecho mal, pero no nos has abandonado.


Mamá, no sufras, ya no hace daño. 


Nunca ha sido padre, aunque a veces nos lo hayas recordado,

nunca ha sido padre, ha sido el engendrador pero no el padre,

y así lo hemos vivido,

una constante venganza amorosa y no un cariño paternal.


Mamá, no consientas, no va a ganar.


Estás aquí, estás ahora y lo estarás siempre,

que no por estar lejos se quiere menos,

que no por rehacer tu vida somos la opción,

que no por quererte a ti misma hemos dejado de ser tu prioridad.


Mamá, no llores, vuelve a creer

vuelve a ser la mujer que una vez tuviste que dejar de ser,

empodérate,

enfréntate al pasado,

y que deje de doler de una vez. 

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