Viento,
arranca raíces,
mata flores,
destruye balcones,
y llévate mis huesos deformados,
ya no me sirven.

Lluvia, 
sigo sin paraguas,
mójame todo lo que tu quieras,
hace que tenga sentidos,
haz que esta flor débil no muera.

Noche,
no te vayas nunca.

Pero siempre habrá un nuevo amanecer que hará que todo vuelva a la tranquilidad.
Y yo deje de escribir.

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