Soy de las que miran poco, pero nunca se atreve.
Lo mío no es mantener la mirada con un desconocido,
solo mirar unos segundos y agachar la cabeza,
para no recordar.

Demasiados rostros llevo ya acumulados en la carpeta fotográfica de mi cabeza, y no quiero buscar y separar con la pestaña lagrimal de mi conciencia cada rostro que me ha dolido, y los que me duelen sin que nadie lo sepa.

Que no son los ojos claros los bonitos de la tierra,
son las miradas en las que te reflejas.
Yo hace tiempo que no me veo reflejada en ninguna,
por eso he decidido desatar el nudo de nuestra cuerda.

Lo bueno de mis ojos grises es que no destacan en la memoria,
porque en la conciencia no hay color,
todos se ven de la misma manera.

Soy la chica de la mirada triste y vacía,
gris como el eterno abril de mi vida.


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