Entre poesía, música y voces melódicas, de repente, suena un "no te rindas".

Con la cabeza cabizbaja, dirijo mi mirada al escenario,
y justo al escuchar la frase, veo un beso inesperado de una pareja desconocida.

Y entre cervezas y palomitas,
he visto miradas cómplices cada vez que sonaba un verso y un acorde.

Ha sido bonito. Felicidad ajena.
Y soledad triste en mí.

Y sin que tu lo sepas,
te contemplaba cuando recitaban,
mientras tu esperabas detrás de la barra.

En un efímero instante, hemos intercambiado miradas,
pero soy de las que mira y las evita,
de las que mira y no se atreve.
Y me he marchado para evitar momentos bonitos.
Si, soy así de cobarde.

Prefiero las notas de voz inesperadas, cuando me acuerdo de ti.

No me hagáis caso, no se lo que digo,
pero me habría gustado que hubieras estado conmigo,
escapando por amor al arte.

"Confesiones de la chica ebria de los ojos tristes y la camisa de plumas".

Comentarios

Entradas populares de este blog