No fuimos amor.

Fuimos a amor a primera vista.
Nuestra primera mirada entrecruzada una noche de otoño, pidiendo perdón por llegar sin arreglar, pero no me importaba, ya me habías cautivado.

Fuimos amor a primer gusto.
Después de cervezas y hamburguesas, nos sentamos en un banco, compartimos mi cigarro con nuestros labios, con tu lengua intrusa en mi boca.

Fuimos amor a primer olfato.
Tengo la manía de saludar con dos besos y apoyar mi mano en el hombro; al encender el cigarro, tu aroma se introdujo por mis fosas nasales.

Fuimos amor a primer oído.
El acento característico de donde vivimos, las risas, los gemidos del día de después.

Solo fuimos amor a primeros cuatro sentidos.
Solo fuimos amor a primer, segundo, tercer tacto, y sucesivamente.

Encuentros, películas inacabadas que a mitad ya estaba proyectándose para el techo.
De fondo, nuestras manos, la fricción de nuestros cuerpos, una y otra vez, y así un día, dos, semanas, meses, y así nos quedamos, en amor a indefinido tacto.

Hay un amor que tenemos en común; el amor a la escritura.
Y es el que más daño hace.

Comentarios

Entradas populares de este blog