Los sueños, a veces, te desvelan el final del miedo que poco a poco te desilusiona por dentro.
He soñado nuestro final, y era precioso, pero ha sido mi muerte.
He visto tu felicidad en los rayos de luz que se intercambiaban tus ojos y los de aquella chica.
Miradas que ya se cruzaron una vez, pero no conocí la historia.
Quería quererte, pero esa luz me cegaba, y al final dejaba de mirar, cerraba los ojos. Y he despertado.
Cuando tienes un final, es una buena excusa para dejarlo marchar y volver a empezar.
Lucha por la primavera y sus lunares, 
he visto en vuestros ojos la mejor combinación de colores mezclados en el iris.
Yo mientras me recuperaré de este dolor de cabeza.
Y de algo más.


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