Me dijiste que no escribiera sobre ti.
Sigo intentando caer en mi rutina para no pensar,
para no escribir.

Pero es inevitable cuando veo mis labios con un capaz o incapaz.
Cuando veo bigotes en las tiendas donde siempre paso de camino a ninguna parte.
Cuando veo huevos rotos en la calle.
Cuando veo los sobres vacíos, sin letras y sin destinatario.
Cuando escucho tu música.
Cuando veo el cuadro de Klimt.
Cuando veo tablas de planchar.

Es inevitable no escribir sobre ti.
Y también demasiado tarde.

Comentarios

Entradas populares de este blog