Ayer liberé a las mariposas que quedaban en mi estómago.

Intenté alzar el vuelo de mi ave rara, 
pero cayó montaña abajo rompiéndose las alas.
No está acostumbrada a la vida terrenal,
y se encierra en su cueva llena de cuervos para disimular.
Para que no descubran que ya no puede volar, para no ser cazada.

Para recuperarse del gran golpe,
y volver a salir cuando llegue la primavera,
cuando todos hayan encontrado su nido,
su compañera de vuelo correcta.
Para disfrutar de su vuelo solitario sin que nadie se lo impida.

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