Esperando a que el viento rompa los cristales de mi habitación,
como nos rompió a nosotros.

Para tener la facilidad de poner uno nuevo, que tendrá mejor transparencia, entrará mejor la luz del día y la luz de las farolas de la noche.

Pero soy difícil,
y al final acabo reconstruyendo el cristal, clavándome cada grano cristalino en el cuerpo, dejándome lunares rojos y arañazos.
Porque soy así de masoca.

Comentarios

Entradas populares de este blog