En el mundo donde pasan cosas buenas,
me podría desplazar los kilómetros que hicieran falta hasta llegar a la esquina.
Aparecer en tu bar favorito, y taparte los ojos, que sintieras mi tacto en tu rostro.
Seguramente dirías innumerables nombres; pero cuando escuches mi voz,
sabrás que soy yo.

Y nos abrazaremos como si nunca lo hubiéramos hecho,
nos recorreríamos en esa noche tu ciudad, con nuevos retos,
y nos mojaríamos los pies en la primera fuente que encontráramos.

Pero es el mundo donde pasan cosas buenas,
y en el mío eso no existe.

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