No soy tan buena como parezco. Soy horrible.

Soy como un gusano, adentrándome en los agujeros vacíos de las almas agrietadas por la vida. Y después desaparezco, dejando el hueco sin cicatrizar. Lo malo es que mi cuerpo también está agrietado, y en cada paso se  me clavan los trozos de las grietas, muy profundas, que hacen que a veces me duelan.

No puedo reconstruir las grietas, ni las mías ni las vuestras, y me siento culpable por ello. Al menos puedo intentar rellenar la grieta por un tiempo indeterminado, pero tarde o temprano desapareceré, porque lo olvidaré, o más bien os olvidaréis de mi.


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