Es curioso, cuando hay tormenta y viento, te impide seguir adelante, salir, volar; te empuja y te dirige a su antojo, te reprime de cualquier emoción positiva. Pero cuando acaba, cuando las nubes se despejan y es de noche, las estrellas son más brillantes, más brillantes que los días despejados, más bonitas que una noche cualquiera.

Así más o menos está mi vida, esperando a que se despeje el horizonte nublado.


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