Ahora mismo me siento como si me hubieran amarrado a una silla giratoria, y empezar a girar y a girar, cada vez más rápido, con los ojos tapados, sintiendo la presión en la cabeza y en mi cuerpo, escuchando lamentaciones, gritos, llantos, súplicas, vidas que se están apagando y no se puede hacer nada.

Y sigo girando, me desato y al abrir los ojos me encuentro al borde del precipicio, sin ser consciente de la altura que hay hasta caer al vacío. A veces me gustaría dejarme llevar y lanzarme sin nada, sentir la adrenalina de la velocidad y de la presión del viento, total, cuando caiga no sentiré el golpe.

O puedo mantener el equilibrio, esperar a que las órbitas de mis ojos vuelvan hacia el frente, romper la silla, taparme los oídos, y seguir por donde vine.

Las dos opciones son egoístas. al final acabo manteniendo el equilibrio, mirando a los lados, y aguantando las lamentaciones, gritos, llantos, súplicas, vidas que se están apagando e intentar hacer todo lo posible para que no se queden oscuras. Intentando buscar una luz.


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