"Desde hace tiempo se me están olvidando ciertos detalles; se está difuminando, y empiezo a olvidarle. Y es como si lo volviera a perder.
A veces, me obligo a recordar perfectamente todos los detalles"
A.D.A.

Aún recuerdo la forma y el tacto de tu cara,
la forma de tus orejas,
tu robusto cuerpo;
aún recuerdo tus manos y tus brazos cuando me abrazabas,
cuando me cogías en peso,
cuando me agarrabas de la mano,
cuando me quedaba durmiendo en tu pecho,
cuando aún tenías pelo.

Aún recuerdo cuando llegabas cada mediodía a comer,
te sentabas a mi lado sin decir nada,
abrías tu chaqueta y me traías un regalo;
un perro pequeño, un peluche de Alemania, Francia, Inglaterra,
ciudades de España.
Aún recuerdo esas visitas al bar, al camión,
nuestros encuentros viendo películas del oeste.

Aún recuerdo ese dolor de cabeza que hizo que te fueras alejando de mí,
sin poder hacer nada;
cuando volviste a casa,
te sentaste a mi lado en el salón,
con la cabeza rapada, gafas y un bastón,
y me mirabas con ojos de cariño, de amor,
pero habías perdido el habla.

Aún recuerdo ese Viernes Santo que a pesar de que no podías mantenerte en pie,
aunque no recordabas la mitad de tu vida,
si recordabas que todos los viernes santo siempre ayudabas a la piedad a exponerse en las calles en semana santa.
Aún recuerdo cuando te levantaste, 
cogiste tu bastón,
y decidiste ir detrás.
Desde entonces nunca veo las procesiones del viernes santo,
siempre evito mirar los rostros de las estatuas,
porque el único santo en vida que ví,
fue a ti, caminando, siguiendo la procesión,
aunque no recordaras como había que caminar.

Y continuó la lluvia y los truenos, cada vez más fuerte.
Recuerdo imágenes de ti sentado en el borde de la cama,
comiendo con la mirada perdida.
Aún recuerdo cuando tuve que quedarme en otro lugar durante dos días,
cuando llegué a casa y no estabas;
estaba en medio del salón,
mirando hacia la habitación oscura,
y no había nada.
Pregunté por ti,
y me dijeron que te habías ido al cielo;
era demasiado pequeña para entenderlo,
pero al cabo de los años descubrí lo que era perder a alguien,
y la muerte.

Ojalá pudiera recordar todos los momentos de mi niñez en los que estabas a mi lado.
Pero es inevitable, los años y el tiempo no me ayudan,
ni tampoco la memoria.

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