Hace tiempo que llevo roto el saco de los sueños,
las pesadillas se pegan como lapas a las paredes,
y las ilusiones, desaparecen.

Hace tiempo que no tengo uno de esos sueños profundos en los que desconecta el cuerpo,

y mi alma aprovecha para escapar y tocar las estrellas.

Cuando lo hacía,

me quemaban tanto que al despertar siempre me dolía una parte del cuerpo,
me ardía por dentro.

Hace tiempo que dejé de imaginar mi vida junto a alguien,

sólo eran ideas ilusorias que hacían perfecto a la persona que dormía a mi lado,
y al despertar éramos totalmente diferentes a cómo nos imaginábamos,
de ahí la decepción.

Ahora duermo con un ojo abierto, para despertar a tiempo de las continuas pesadillas en las que intentan matarme de innumerables maneras,

para despertarme cuando caigo por el precipicio,
cuando me lanzo desde la catedral,
cuando me empujan al pozo,
cuando me meten una pistola en la boca y van a disparar,
cuando un espectro me persigue,
cuando una serpiente se adentra en mi boca y quiere tocar mi paladar con su lengua e inyectarme el veneno,
por ejemplo.

Tengo más miedo a mi mundo onírico que al real;

a veces no distingo cuál es el que estoy viviendo y cuál es el que estoy soñando.

Mi vida es un continuo coma y adrenalina.

Comentarios

Entradas populares de este blog