Y cada día que pasa, miles de preguntas se me acumulan y se entremezclan entre los nervios de mi cerebro, sin solución, sin salida, oprimiendo todo pensamiento positivo; y siempre me pregunto: ¿quién va a querer estar al lado de una persona dramática masoquista exagerada? ?quién aguantará mis sueños raros? ¿Quién soportará mis interminables abrazos? ¿Quién quiere tener a alguien en el camino que solo piensa en volar?

Ni siquiera lo bueno que tengo es bueno para los demás. Nadie quiere a una mujer con la mente en las nubes y los pies en el suelo, a una mujer con despertares variados: días en los que me levanto hiperactiva, otros cariñosa, en la mayoría bastante vaga, permaneciendo horas acostada mirando los restos que quedan de las estrellas que tenía pegadas en el techo.

Nadie quiere al lado una caja de sorpresas, quieren a una persona mentalmente estable, y yo soy todo lo contrario. Soy la persona con más desórdenes mentales que conozco, cada día voy sacando conclusiones estúpidas de las que solo yo les encuentro sentido.

Algún ave habrá que me acompañe alguna vez, ¿no?.

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