Llueve.
Y lo único que se me ocurre es sentarme en el balcón, con las piernas entre los barrotes, fumándome el último cigarro de la madrugada.
Y no pensar en nada.
Miento, nunca puedo dejar la mente en blanco.
A veces no entiendo porqué sucede todo, porqué todo lo que deseo lo veo tan lejos, tan borroso.
Me siento como el actor en "Desmontando a Harry" de Woody Allen, estaba desenfocado, nadie podía verlo con claridad. Y así es como me siento, sin nitidez, sin brillo, con amplitud de saturación de la que causo molestia en la vista de los demás.
Intento pensar que todo va a cambiar, mientras se cuelan sin permiso las gotas de lluvia en mis ojos.

Tendré que ampliar la duración de mi paciencia.

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