Si algo he aprendido es que a veces los momentos malos que intentas ocultar a las personas, en realidad son pequeños detalles que hacen que ahora seas diferente; y cuando los sacas de ti es como si te sacaras una de las innumerables púas clavadas en los pies, las que hacen que no sigamos firmes.

Es inevitable que esos momentos no sean recordados alguna vez, aunque no queramos forman y formarán siempre parte de nosotros. Habrá personas que nos abandonen por ello, otras se quedarán. Y daré mas importancia a los que me ayudan a quitarme las púas que a los que provocan que me las clave.


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