Y vuelve el demonio a resoplar las cenizas
de una hoguera que no encendimos
de una herida que apuñaló.

Vuelve el demonio a evitar la vida
a vengarse de las almas vivas
a absorber la energía positiva
a provocar la ira.

Y vuelve el demonio a avivar cenizas;
pero esta vez, no nos remueve,
no nos va a quemar,
no nos va a herir,
no nos va a alterar.

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