En cada corazón hay un cementerio de flores resecas que no se ha llevado el viento,

un libro interminable de puntos suspensivos que no tiene fuerzas para pasar a la siguiente página,
una ilustración malpintada de grabados y manchas que no verá la luz,
unas escaleras con peldaños rotos,
una pasarela quebrantable a cada paso que no soporta el peso del tiempo.

En cada corazón hay una coraza de hierro que el tiempo endurece y oxida,
que cuando arde se hace herida,
y sigue vivo con cicatrices que se curaron con esas flores resecas que no quiso llevarse el viento.



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