Existen madrastras realistas que les tocan, por obligación, el papel de conciencia del bien y del mal de príncipes y princesas, sobreprotegidos por hadas madrinas que le han concedido toda su vida el sí a las demandas y deseos de esos pequeños y pequeñas para que fueran felices.

Y no lo son.

Son príncipes y princesas sin moral, sin pensamiento propio ni educación que han crecido con el ego como epicentro del mundo y cuando actúa la madrastra, se le acusa de exceso de poder y de autoridad.


Están cansadas.

Están cansadas de ser las malas del cuento,

Sólo quieren dar un poco de realidad a ese mundo de irresponsabilidades y futuras frustraciones que tarde o temprano convertirán al príncipe y a la princesa en un animal, en vez de una persona normal.


Las madrastras son aquellas malvadas, brujas, que son madres pero no tienen derechos, 
son madres pero no tienen afecto,
son madres involuntariamente y no tienen agradecimiento.  

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