Aún no había descubierto el color de sus ojos 

y quería adentrarme en ellos hasta llegar a su pecho,
concordar nuestro pulso para bombear juntos
y seguir mirándole cuando no me mira,
esquivar el contacto visual que intimida y activa la risa,
querernos con tacto y darle sentido a los otros. 


¿Cómo iba a saber el color de los míos 

si cuando le miraba se me dilataban las pupilas?



Comentarios

Entradas populares de este blog