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Mostrando entradas de febrero, 2017
Inspírame y déjame sin letras. Inspírame en doble sentido, en doble dirección, come las palabras de mi boca que se me han quedado en la punta de la lengua y tragatelas.  Inspira todo, expíralo en mi boca hasta quedarme con tu aliento hasta unirlo con el mío hasta que todo quede en un suspiro.
Tiene la sonrisa más bonita que he besado nunca, tiene unos ojos tierra que me mantenían firme cuando me miraba aunque por dentro estaba hiperactiva de querer; tenía unas manos que habían soportado el peso de las montañas y aun así le sobraban fuerzas para acariciarme, tiene unos pies que han pisado conmigo lugares próximamente olvidados, tiene un pelo tan suave que me dormía después del sexo, tiene unos labios que nunca susurraron te quiero. Ahora, su cuerpo se va alejando cada vez más junto con la posibilidad de tenerle a mi lado. tiene la sonrisa más bonita que he sentido que no puedo dejar de ver en sus fotos, y que siguen doliendo por dentro.
¿Alguien, alguna vez, se ha preguntado por qué los tiempos imperfectos de los idiomas son simples, recordables, fáciles, y los perfectos tan complicados, con tantas variantes, tan difíciles de memorizar? Supongo que los gramáticos en su intento en vano de la perfección al no conseguirlo, añadían más variantes y más excepciones, o quizás no eran correspondidos y para superar su frustración crearon terminaciones parecidas en los pronombres "yo" y él/ella", que fueran diferentes a los demás, que estuvieran tan cerca como ellos estaban lejos de "él/ella"...