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Mostrando entradas de septiembre, 2016
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Y mientras las luces iluminan ahí sigue la luna, siempre presente todas las noches,  siendo o no oscuras, mostrando su lado más lumínico,  dejando lo oscuro para sí misma. Luna, llena de cráteres, golpes del tiempo que poco a poco la deshacen sin que nadie lo perciba. Tanto escriben de ti, y luego tanto te olvidan cuando encuentran otra luz a la que acudir. Luna, siempre habrá alguien que te mire diferente, y preferirá tu luz en su oscuridad, en sus estaciones, que una luz de verano candente. Quizás, solo quizás, alguien se enamore de tu luz indefinida y deje de desear las estrellas fugaces.
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Soy coleccionista de flores, ya marchitas,  que me regalan por el camino, de recuerdos, ya perdidos,  que quiero olvidar y nunca he podido, de piedras tropezadas, de sentimientos reprimidos, de ganas contenidas de ilusiones rotas, de fracasos, de finales infelices. Soy coleccionista de fragmentos de vidas ajenas,  incompatibles con la mía,  que quiero disecar y no marchitan.
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La hoja sufre cuando la separan de su rama, la rama sufre cuando la arrancan de raíz, las raíces dejan de sentir, y al final, ni raíz, ni rama, ni hoja por la que vivir.
Qué hacer con esto. Conmigo, contigo. Con nosotros. Qué hacer con el cielo de tus ojos que encandilan los míos cuando los miro, qué hacer con lo que hemos perdido, ¿recordarlo? ¿olvidarlo? ¿dejar de sentirlo? No se vive nada idéntico a lo que se ha vivido, soñado, imaginado, no hay nada idéntico a ti, nadie, nada, y esa es la putada.
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Mi vida es una cueva vacía que ha sido llenada por nómadas  que buscaban materiales de supervivencia y no encontraron nada, una cueva abandonada,  tan agrietada de tantos agujeros hechos por ellos,  de tantos desperdicios sueltos,  de tantas piedras tropezadas en la bajada. A veces,  dejo que las rocas se desgasten y me conviertan en arena  para que pueda esparcirme hasta llegar al mar  y recomponerme en otra piedra adentrada en la profundidad  para que nadie tropiece conmigo jamás. Y otra vez volver a la cueva, y otra vez quedarme quieta, sin nadie adentro.
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He encontrado un hueco vacío que no quiero llenar, solo flotar, dejar el cuerpo muerto, y revivirlo con los sentimientos que no me hagan sufrir. He encontrado un hueco vacío que no quiero llenar, para que me de una tregua en los ataques de suspiros contenidos por no llorar.
Y ahora, ¿que puedo decir yo?  Si he perdido todos los sentimientos que tenía dentro;  si apenas como, veo, y sobre todo duermo,  si las ojeras ya no me las provocas tú sino en tiempo muerto  que vivo labrando un futuro que no tiene nada que ver con el que quiero,  pero que me aporta ahora lo que necesito,  material de supervivencia en una ciudad en la que ya no quiero estar,  en la que ya no quiero conocer a nadie porque desaparecerán. He compartido tantas veces mi playa favorita que la han desarenado,  llenandose de rocas que se clavan en mis pies descalzos, de sombrillas rotas que no se lleva el viento. Cuando ya no queda nada, empieza la búsqueda de todo, pero esta vez no tengo fuerzas ni ganas.
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Diste la vuelta a mi mundo en pocas horas, y desde entonces estoy perdida en un punto del océano de las dudas,  donde nadie quiere buscar,  donde hay alerta de hundimiento,  donde las ganas se han anclado en la profundidad y no saldrán a flote jamás. Lo que me duele es que la persona de mi mundo podrías haber sido tú, y el momento equivocado toda la vida.
He colgado el cartel de cerrado en mis labios, peligro de derrumbe corporal, reformando el interior, oscureciendo un poco más la piel  para dejar marcadas las cicatrices blancas y acostumbrarme a ellas, que dejen de doler. El dolor duele menos cuando ya ha dolido. Me ha dolido tanto todo casi todo el tiempo de mi existencia  que soy inmune al dolor  hasta que encuentre a alguien diferente y termine de matarme. Y cuando lo encuentre,  volveré a inaugurar la apertura de mis labios, endureciendo la coraza  para que las ganas se mantengan dentro  y se sustente el amor en mi caja torácica del bombeo vital, dejar de darle importancia a las cicatrices a hurgar cuando todo va mal. Cuando lo encuentre,  volveré a renacer.