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Mostrando entradas de marzo, 2016
Si tuviera fuerzas paranormales, eliminaría todo rastro en mi sangre de ti, arrancaría tu gen para no convertirme en un monstruo como te convertiste tú, una víctima para los demás, y un asesino de infancias para los que creaste. Si tuviera valentía, te diría todo lo que guardo, me come, me desgarra, me mata el alma, y las ganas por conseguir estabilidad en mi vida. Si tuviera valentía, tú no estarías libre, y yo anclada a un pasado que no arde por fuera, y me quema por dentro cada vez que apareces. Si el tiempo pone a cada uno en su lugar, que te ponga lejos, donde tu daño no llegue hasta mí.
Hay dos tipos de personas: las que están destinadas a estar con alguien y las que están destinadas a estar solas. Las personas que son elección y las personas que son duda. Y luego hay infinitas variantes, de excepciones, entre todas ellas yo. Yo soy del tipo de personas que quieren estar destinadas a estar con alguien y no puede, una ilusionista reprimida que no sabe lo que hace mientras otros se marchan y encuentran a la chica de su vida. Siempre seré la duda, la que no quieres dejar porque hay algo que engancha pero no ven más allá de ello, no puedo darme a conocer, no me dan la oportunidad de hacerlo, por eso tengo miedo. Tengo miedo de desnudarme, de que alguien más sepa la historia de mi vida y se marche. Tengo miedo de darme a conocer y que no me entiendan, de querer y que no quieran. Tengo miedo de pensar en alguien porque se que luego no se cumple, de descubrir algo diferente que me marque y no pueda olvidarle. Tengo miedo de darlo todo y quedarme sin nada, Y la co
Te quise. Te quise tanto que abandoné antes de ser mayor de edad a mi familia me comprometí contigo para poder ser libre. Te quise tanto que te esperé siempre con los brazos abiertos y los labios húmedos para recibirte después de cada viaje. Te quise tanto que te perdoné que quisieras marcharte con otra mujer  y abandonarme con tu hija. Te quise tanto que hice olfato nulo cada vez que volvías del trabajo con olor a alcohol, que acepté tener más hijos para mantener la relación. que aguanté tu mal humor tos golpes, tus gritos, tus salidas sin ninguna explicación. Te quise tanto que hice oídos sordos mantuve la cabeza firme y la sonrisa en la boca cada vez que me engañabas con otra. Acepté que no le dieras cariño a tus hijos que solo les compraras caprichos y después dieras la orden de silencio hasta despertarte. Te quise tanto que hice ojos ciegos, aun sabiendo la verdad seguí a tu lado para no hacerme daño. Te quise tanto que me abandoné como mujer
Yo, que desde hace tiempo soy ancla de los barcos a la deriva no quiero más barcos hundidos por el fracaso de querer y no ser correspondido. No quiero más deshechos en mi pecho que oxidan el movimiento, que bloquean el engranaje del tubérculo bombeante. Yo, que desde hace tiempo soy ancla, estoy deshaciéndome de infelicidades pasadas para poder flotar en el agua y dejarme llevar por las olas ondulantes del océano; otro mundo que no tiene nada que ver con el nuestro. Yo, que desde hace tiempo soy ancla de carne, quiero ser hierro para ser dura y fuerte en las tormentas y encontrar tierra firme en alguna isla desierta.
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Gracias a la vida que no me ha dado nada que me ha hecho luchar por todo. Porque me ha hecho más fuerte cuando me he sentido débil, porque la lucha por conseguir una sonrisa permanente  me ha hecho vivir en el mundo resiliente. Gracias a la vida que no me ha dado nada pero la naturaleza se ha encargado de dármela.
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Y mientras todos duermen, ahí sigue la luna, firme, aguantando la compostura, aunque de cerca esté agrietada y hundida, todas las noches tiene que entrar en su papel de blancura, musa inocente y pura, para inspirar a los nocturnos en sus historias románticas, y darles una pequeña tregua a los suicidas de los días de verano. Se aleja para que nadie la toque, para que nadie deje huella en sus hoyos profundos, que se hundirán aún más, no quiere que le acaricie la brisa para no desgastarla. Luna, aunque te miren, te escriban, sigues estando sola, pero eres tan inocente que sigues manteniendo la firmeza solo para que los demás no se derrumben. Menos mal que dentro de poco saldrá el sol, y podrás dejar tu otro lado al descubierto para que el expuesto esta noche llore.
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