Y ahora, ¿que puedo decir yo? 

Si he perdido todos los sentimientos que tenía dentro; 

si apenas como, veo, y sobre todo duermo, 

si las ojeras ya no me las provocas tú sino en tiempo muerto 

que vivo labrando un futuro que no tiene nada que ver con el que quiero, 

pero que me aporta ahora lo que necesito, 

material de supervivencia en una ciudad en la que ya no quiero estar, 

en la que ya no quiero conocer a nadie porque desaparecerán.

He compartido tantas veces mi playa favorita que la han desarenado, 

llenandose de rocas que se clavan en mis pies descalzos,

de sombrillas rotas que no se lleva el viento.

Cuando ya no queda nada, empieza la búsqueda de todo,
pero esta vez
no tengo fuerzas ni ganas.



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