Mi vida es una cueva vacía que ha sido llenada por nómadas 

que buscaban materiales de supervivencia y no encontraron nada,
una cueva abandonada, 

tan agrietada de tantos agujeros hechos por ellos, 

de tantos desperdicios sueltos, 

de tantas piedras tropezadas en la bajada.

A veces, 

dejo que las rocas se desgasten y me conviertan en arena 

para que pueda esparcirme hasta llegar al mar 

y recomponerme en otra piedra adentrada en la profundidad 

para que nadie tropiece conmigo jamás.

Y otra vez volver a la cueva,
y otra vez quedarme quieta,
sin nadie adentro.



Comentarios

Entradas populares de este blog