El problema es que casi siempre necesitamos tener a alguien en la mente
y cuando no lo tienes
todo lo relacionado con el amor pierde sentido;
utilizamos historias del pasado que pensamos que ya no duelen para escribir,
deshilando la herida hasta que queda otra vez abierta.

Escribir no es una obligación

es la necesidad de los que callaron en vez de confesar
es la necesidad de escribir hipotéticos casos donde la persona se queda
nos quiere
y nos evade a un universo paralelo
donde los dos corazones cosidos forman la silueta perfecta del amor;
es la necesidad de cerrar capítulos de cada etapa que vivimos para empezar de nuevo,
es la necesidad de despedirse de los que han huido.

Escribir es mirar por el punto ciego,

y disfrutar de la perspectiva que nos hemos perdido todo este tiempo.

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