Nos podríamos definir en varios tipos de personas:

Personas jóvenes con almas de viejo,
personas ancianas con alma  joven,
treinteañeros con síndrome de Peter Pan,
veintitantos con cincuenta de experiencia,
otros veintitantos con diecinueve de piel
los que no llegan ni a los diez y maduran antes de tiempo,
los pudren antes de tiempo,
cuarenta y tantos que no quieren envejecer,
ochenta y pocos que parecen diez.

La edad no es tan importante,
con veintitantos puedes llorar como una niña,
con menos de quince, ejerces de madre,
con cuarenta y pocos puedes ser adolescente.

Todo madura, todo envejece.

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