Habito en el mundo de los traumas,
donde nada duele,
todo da miedo,
nadie responde,
todo es negro.

Habito en el mundo de los dramas,
donde todos gritan, golpean,
se desvanecen, se quedan sin aire,
se ahogan, se engarrotan,
se les duerme el alma,
sin ningún remedio para despertarla.

Habito en el mundo de la mentira,
donde los te quieros están escondidos entre los hasta luego,
hasta nunca,
donde los brazos de los abrazos están cubiertos de agujas,
donde las manos que tocan, fragmentan,
donde el pecho enrojece de tantas espinas,
donde el cariño que recibes solo es para sus intenciones,
con condiciones,
donde los estoy solo están disfrazados de compañía.

Habito en mi mundo,
en el que sonrío cuando todos mantienen su boca alineada,
en el que salto desde el columpio cuando todos paran en seco,
en el que me escondo entre mi pelo cuando todos me miran,
en el que lloro cuando nadie me lo pide,
y me aguanto cuando me recuerdan el pasado que nunca pudo ser mejor,
ni lo fue.

Habito en el mundo del libertinaje,
en el que vienen, tocan y se van,
en el que los besos saben a sangre,
en el que descongelo mis manos en cuerpos ajenos,
en el que no miro a los ojos cuando los tengo encima,
debajo,
al lado,
en el que hace tiempo que no tengo un orgasmo en condiciones.

Habito en el mundo mágico de la desilusión,
frustrada,
solo en mi mente,
en mi vida cotidiana es otra historia.

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