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Mostrando entradas de mayo, 2014
Ella no era ni París, ni Madrid, ni Roma, ni Venecia. Ella no era ciudad, ni monumento, ni río, ni pradera. Ella es naturaleza, la ola del mundo que siempre moja la arena; Que no sabes si viene,  o se va,  o vuelve, sólo se sabe que no se queda.
Toda mi vida he caminado entre encrucijadas, Esperando a que alguien me parara en medio de una de ellas y me dijera “quédate”, Que me dijera que hay caminos paralelos que no están separados por muros, Y antes de mirar hacia atrás, hay que dirigir la cabeza hacia los lados, Que alguien me mirará. Pero nunca he entendido el paralelismo, Siempre he sido de cruces, Calles sin salida, Y señales que las veo demasiado tarde. Sólo me queda seguir con mi vida entre encrucijadas, Dejándome ir, Y casi nunca tener el derecho de volver.
Ven. Siéntate. ¿Ves esta herida de aquí? Fue la primera que me hiciste ¿la notas aún ardiendo? Es porque mi cuerpo no tolera la cicatrización de las heridas. Ahora quiero que cierres los ojos, Aguanta, no dolerá mucho. Apretaré mis dientes sobre tu cuello, Y te dejaré marcada cada diente, Incluso el torcido, Para cuando te mires al espejo, Veas las líneas discontinuas de cada uno de nuestros encuentros, Para que recuerdes cada reto, Para que recuerdes que perdiste a una persona que no quería prescindir de ti, Sólo por momentos. Vamos a confesarnos ya, Que demasiados pecados tenemos en la espalda, Y en la boca. Dile a ella donde estabas cada tarde cuando salías de trabajar, Dile a quién mandabas siempre mensajes de madrugada, Despertándola, Diciéndole que quería disfrutar de cada momento con su cuerpo. Confiesa ya tirano, Que este flan de albaricoque se ha convertido en una gota de brea que se ha solidificado y ya no puede volver a su estado natural. Den
Que no os engañen, La luna está llena  de tanto tragar corazones rotos y muertos, Hasta que no le camben más y los vomita, Convirtiéndolos en estrellas.
No soy yo, Eres tú, Que no dejas de pasar por mi mente, Que dormiste a mi lado, Y me despertabas con tu mano en mi pecho, Que descubriste mis debilidades, Y yo en venganza te mordía cada uno de tus lunares. Eres tú, Que montaste más que una guerra, Una revolución, Revolucionando mi habitación, Mi cama, Mi alma. Eres tú, Que me quitaste la resaca, Y la ropa, Y jugamos al escondite de la ropa en el suelo, Y como siempre, Pierdo. Eres tú, Que te envidian las pesadillas porque ya no descontrolan mi mente, Y Morfeo se ha aliado con el insomnio para soñar despierta. Eres tu, Esa magia explosiva desarrollada en mí aún sin diagnosticar. Hoy me he levantado con un hambre caníbal, Y no es de carne muerta.
El destino está cansado de que le responsabilicen de los pensamientos conformistas de las personas, Los cobardes que se dejan en sus manos con la esperanza de encontrarle un sentido a algo. Lleva acumulados demasiados encuentros provocados que han terminado en fracaso. Al destino le importa una mierda tu vida y la de todos; Así que muévete, No creas en nada, y sigue caminando. Hay calles de cuatro esquinas, En alguna se cruzará alguien Pero olvídate de que vaya a ser el amor de tu vida. Eso no existe.
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Nunca he sido la mujer de vuestra vida, Ni la mujer de los despertares, Ni la mujer de vuestros sueños, Ni la mujer del amor a primera vista. Soy la mujer de polvo y desastre, La mujer del fracaso, De los inestables, La mujer inerte que quiere querer sin saber lo que es, La mujer de los clavos y las agujas sin hilo, La mujer tristeza sin remedio. Soy la mujer de vuestra perdición y muerte.
No fuimos una historia de arte, pero si está basada en ello, siempre en desacuerdo perspectivo sobre el lienzo del conjunto de los cuerpos. De siempre observo los pequeños detalles, los matices milimétricos de cada lunar descolorido, su fuerza, me adentraba en el universo paralelo que creaba en lienzo, inspirando a mi mente para encajar palabras que expresaran la inconformidad de todo, y de seguir adentrándome más, para conseguir algo, no se el qué, supongo que la marca original. Tú, en cambio, tenías una percepción más simple. Solías mirarlo por encima, o por debajo; lo desplazabas sobre diferentes posiciones para sentir el cambio de la excitación de la uniformidad del cuerpo, Deslizando tu dedo por el marco para no dejar tu huella, Intentando borrar las líneas de la estructura que había creado el artista, Removiéndolo todo, y a la vez golpeándolo para saber si era el original, o una copia barata. Tu eras más de manosear, Yo de intentar descubrir el motivo de su exclusivi
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Los niños ya no crean mundos paralelos, Niños que crecen demasiado rápido, Menos soñadores, más analistas, Menos sentimentales, más máquinas corporales, Con rutinas obligatorias creadas por los seres superiores. Niños que ya no juegan en los parques, Ni con muñecos, Ni con coches, Niños que no saborean el helado con todo el rostro y las manos. Niños que han perdido el nombre de su infancia, Cada vez más oníricamente muertos.
Mi calle está incluida en las callas perdidas que no llegan a Roma, La calle del arte, visitada por músicos, poetas y pintores, En busca de su inspiración, Y cuando lo consiguen, se marchan, Dejándome marcadas las paredes de los edificios con sus notas de música, sus dibujos y sus poemas. Mi calle está llena de portales de salida, De despedida, De colores estacionales que nadie sabe, Aglomerada de sentimientos en las esquinas que no separan nada, No dan a otra calle, Con entrada y salida en doble sentido, Sin multas ni tickets de permanencia para los coches. Mi calle, curvada de sonrisas esporádicas y llantos alargados. Mi calle, decorada de grandes ventanales y balcones donde por el día el sol no alumbra, Pero sí la noche con sus estrellas y la aparición alternativa de la luna. Mi calle, que os ha visto iros, escapar, correr y no volver. Solo me ha visto esperar a que me dieran la llave y pode entrar, Pero siempre llegaba tarde, Y me habían cambiado el cerrojo.