Toda mi vida he caminado entre encrucijadas,
Esperando a que alguien me parara en medio de una de ellas y me dijera “quédate”,
Que me dijera que hay caminos paralelos que no están separados por muros,
Y antes de mirar hacia atrás, hay que dirigir la cabeza hacia los lados,
Que alguien me mirará.

Pero nunca he entendido el paralelismo,

Siempre he sido de cruces,
Calles sin salida,
Y señales que las veo demasiado tarde.

Sólo me queda seguir con mi vida entre encrucijadas,

Dejándome ir,
Y casi nunca tener el derecho de volver.

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