Mi calle está incluida en las callas perdidas que no llegan a Roma,
La calle del arte, visitada por músicos, poetas y pintores,
En busca de su inspiración,
Y cuando lo consiguen, se marchan,
Dejándome marcadas las paredes de los edificios con sus notas de música, sus dibujos y sus poemas.

Mi calle está llena de portales de salida,

De despedida,
De colores estacionales que nadie sabe,
Aglomerada de sentimientos en las esquinas que no separan nada,
No dan a otra calle,
Con entrada y salida en doble sentido,
Sin multas ni tickets de permanencia para los coches.

Mi calle, curvada de sonrisas esporádicas y llantos alargados.

Mi calle, decorada de grandes ventanales y balcones donde por el día el sol no alumbra,
Pero sí la noche con sus estrellas y la aparición alternativa de la luna.

Mi calle, que os ha visto iros, escapar, correr y no volver.

Solo me ha visto esperar a que me dieran la llave y pode entrar,
Pero siempre llegaba tarde,
Y me habían cambiado el cerrojo.

Mi calle, tan simple por fuera y tan llena de historias tristes por dentro.


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